30 días después se necesita una mayor respuesta para aplanar la curva social
Desde la Red Europea de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social en Asturias EAPN-AS, compuesta por 40 organizaciones sociales, queremos trasladar una valoración sobre la situación social que estamos detectando en nuestra región.
30 días han pasado desde que se decretara el estado de alarma. En este periodo de tiempo se han puesto en marcha diversidad de acciones con un claro fin, tratar de atender la curva social de la pandemia minimizando el impacto que la gestión de una emergencia sanitaria, social y económica provoca en las personas, especialmente en las más vulnerables. Desde un primer momento, la predisposición de las Organizaciones Sociales del Tercer Sector en nuestra Comunidad Autónoma ha sido clara: colaborar y activar una respuesta social urgente que no dejara a ninguna persona invisibilizada.
No debemos obviar que en el Principado de Asturias se parte de un contexto social frágil. Una realidad en la que 215.000 personas están en riesgo de exclusión social y/o pobreza (Informe Arope 2019). Personas y realidades que, ante el confinamiento y el impacto económico de todas las medidas adoptadas, requieren del apoyo y la ayuda inmediata, así como una respuesta a medio y largo plazo. A esta foto fija inicial se han ido sumando un gran número de asturianos y asturianas que han perdido sus empleos regulares o sus vías de ingresos desde la economía informal o el precariado; o aquellas personas que no entran en las estadísticas oficiales.
¿Cómo puede ser que después de 30 días haya familias que no han recibido las ayudas de las becas de comedor? ¿Cómo puede ser que para algunas personas la respuesta municipal a sus necesidades graves siga siendo una bolsa de alimentos o hacer cola en un dispositivo que reparte comida? ¿Cómo puede ser que a día de hoy a algunas personas se les exija estar regularizados o llevar un mínimo de tiempo empadronados en un ayuntamiento para recibir una ayuda básica como es la alimentación?
Nos encontramos con procedimientos lentos y con poco alcance, cuya burocracia y gestión los hace no ser ágiles.
Desde la Red Europea de Lucha Contra la Pobreza y la Exclusión Social, sabemos de la voluntad de las administraciones por movilizar recursos. Se han puesto en marcha algunas acciones específicas dirigidas a colectivos concretos, se están reformulando criterios de acceso a ayudas y se han autorizado y coordinado diversos dispositivos puestos en marcha por las entidades sociales. Pero tras tantos días, valoramos que la respuesta es insuficiente y que no se está aprovechando todo el capital social (todas las fortalezas sociales existentes). Nos encontramos con procedimientos lentos y con poco alcance, cuya burocracia y gestión los hace no ser ágiles. Esto nos está abocando a situaciones de alta desprotección que en ocasiones pasan, por ejemplo, por un dispositivo de reparto de alimentos muy limitado y que valoramos no es la respuesta idónea ni sostenible.
Las Organizaciones Sociales de Asturias hemos reforzado más si cabe la colaboración y la red que conformamos. Desde el primer día de confinamiento nos hemos puesto al servicio de las personas y de las instituciones, que son las últimas responsables y las garantes de los derechos de las personas. Hemos remitido informes de identificación de necesidades; virado nuestros programas y proyectos para dar respuesta a la crisis; e insistido en la necesidad de cooperar junto con ayuntamientos, consejerías y Delegación de Gobierno con un espíritu colaborativo y con un claro compromiso y conocimiento social para articular respuestas ante una situación para la que no estábamos ni estamos preparadas.
Nos preocupa la gestión que se está haciendo de la crisis y el camino que habrá que recorrer para volver a una “nueva” normalidad que no será igual que la que hemos dejado atrás el 14 de marzo. Un estado de alarma motivado por una emergencia sanitaria, social y económica que ha puesto en evidencia la necesidad de la solidaridad del pueblo asturiano y la adaptación de la mirada de intervención social por parte de las administraciones; la fragilidad en la que vivimos muchas personas y lo necesario que es un nuevo escenario de acción social con mayor participación de las entidades del tercer sector en el diseño de la respuesta a la emergencia y el escenario del día después en nuestros pueblos y ciudades, nuestras Comunidades Autónomas, País y Unión Europea.
EAPN reitera su disposición a participar con las administraciones en la elaboración de planes de actuación para atender las necesidades provocadas por el COVID19.